Se plantea la hipótesis de que los biopolímeros fabricados a partir de la coagulación de la caseína de la leche tendrán propiedades mejoradas en términos de biodegradabilidad, resistencia mecánica y capacidad de moldeado. La caseína, al ser la principal proteína de la leche, proporciona una base sólida y uniforme para la formación de biopolímeros con una estructura molecular altamente cohesiva. Además, la propiedad de la caseína de formar enlaces cruzados durante el proceso de coagulación contribuirá a la resistencia y durabilidad del bioplástico resultante. Se espera que estos tengan aplicaciones en una gran variedad de industrias, desde envases, juguetes y hasta productos médicos.
El resultado es un biopolímero de consistencia duro, resistente, de combustión lenta que no libera gases tóxicos ni malolientes, biodegradable en agua dulce, salada, suelo. No es flexible. Dejándolo varios días en tierra al aire libre se degrada rápidamente también es compostable. Lo que más llamó la atención es lo rápido que se degrada en agua salada. Lo que resolvería parte del problema de nuestros mares y océanos llenos de microplásticos no degradables.
Dependiendo de la cantidad de grasa de la leche, vinagre la temperatura se forman gránulos más grandes o más pequeños, por lo que debemos encontrar la cantidad exacta para aprovechar lo máximo posible la leche y no desperdiciarla en el suero sobrante, el cual también puede ser utilizado para obtener otro biopolímero descrito.