Se esperaba que los alimentos seleccionados tuvieran cierto efecto antibacteriano, aunque menor que el de los antibióticos farmacéuticos. También se creía que se necesitaría una mayor cantidad de alimento para que su eficacia fuera comparable a la de los fármacos.
Los antibióticos fueron los más efectivos, pero algunos alimentos naturales mostraron cierta capacidad para inhibir el crecimiento bacteriano. Esto sugiere que podrían utilizarse en infecciones leves. Para futuras investigaciones, sería útil probar más alimentos, en diferentes concentraciones y con métodos de aplicación mejorados.