El objetivo de nuestro reto es crear objetos que son buenos para el medio ambiente y que, hechos con otros materiales, contaminarían mucho más. Además, con estos objetos biodegradables, ayudaremos a que las plantas crezcan más rápido.
Estuvimos buscando filamentos especiales para imprimir distintos objetos que puedan solucionar problemas y descubrimos unos muy interesantes.
- Un biodegradable y compostable, pudiendo desintegrarse en 90 días y convertirse en abono. Es capaz de absorber cualquier nutriente que será clave para la alimentación de la raíz del vegetal que se desee cultivar.
- Otro biocompuesto, formado por una base de PLA combinado con subproductos del mejillón.
Hacemos pruebas de impresión y de biodegrabilidad para valorar resultados.
RESULTADOS:
Las impresoras tenían dificultades al imprimir el filamento Growlay, ya que este se imprime a unas temperaturas bajas y las impresoras se atascan, descartamos este filamento.
El filamento de mejillón en cambio se puede imprimir, aunque no se descompone tan rápido, pero al ser un biocompuesto no afectaría negativamente al medio ambiente.
CONCLUSIONES:
Pensamos que nuestro proyecto es muy interesante porque se puede proteger el medio ambiente de una forma creativa, favoreciendo también el crecimiento de las plantas.
Esto nos hizo pensar que los biocompuestos de concha de mejillón podrían fabricarse y utilizarse en nuestra zona, en la que hay tantas bateas. Es en realidad muy ecológico y tendría un real impacto positivo.